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Yara
Hatuey

En estas islas, en estos humilladeros, son muchos los que eligen su muerte, ahorcándose o bebiendo veneno junto a sus hijos. Los invasores no pueden evitar esta venganza, pero saben explicarla: los indios, tan salvajes que piensan que todo es común, dirá Oviedo, son gente de su natural ociosa e viciosa, e de poco trabajo...Muchos dellos por su pasatiempo, se mataron con ponzoña por no trabajar, y otros se ahorcaron con sus propias manos.
Hatuey, jefe indio de la región de Guahaba, no se ha suicidado.
En canoa huyó a Haití, junto a los suyos, y se refugió en las cuevas y los montes del oriente de Cuba.


Allí señaló una cesta llena de oro y dijo:


_Éste es el dios de los cristianos. Por el nos persiguen. Por él han muerto nuestros padres y nuestros hermanos. Bailemos para él. Si nuestra danza lo complace, este dios mandará que no nos maltraten.

Lo atrapan tres meses después.

Lo atan a un palo.


Antes de encender el fuego que lo reducirá a carbón y ceniza, un sacerdote le promere gloria y eterno descanso si acepta bautizarse.
Hatuey pregunta:

_En ese cielo, ¿están los cristianos?

_Sí


Hatuey elige el infierno y la leña empieza a crepitar.


(Memorias del fuego 1, Los nacimientos, Eduardo Galeano)

***

En memoria de las almas indias que sufrieron el primer genocidio en nuestras tierras.

A los acusados de herejía por tener dioses propios que no castigaban ni metían miedo.

A los desobedientes que no entendieron que bañarse a diario era un pecado perverso.

A los locos que bailaban y festejaban la unión de los cuerpos sin censuras morales.

A los brutos que no valoraban el metal como mercancía.

A los salvajes que lucharon hasta el final.

A las provocadoras indias cuya desnudez infectaba las mentes de los castos europeos.

A los pequeños bárbaros, cortos de edad, que nacieron con cadenas que fueron heredadas a sus hijos, y a los hijos de sus hijos...

A la raza inferior, diría un sabio llamado Aristóteles, que fué robada de sus tierras africanas para ser vendidos en las Américas como brazos a explotar (y reventar)

A todos ellos, que son mi raíz, mi orígen, mi sangre, mi Historia.

Me llena el pecho de orgullo tenerlos como ancestros.

Soy ellos.

Somos ellos.

diez veces venceremos. Marichiweu!

tierra y Libertad!